sábado, 21 de noviembre de 2009

No Logo - Naomi Klein

No Logo está dividido en 4 partes:

"Sin espacio" que trata sobre la fusión de la publicidad con la
cultura y la educación (cada vez más marcada hasta llegar al absurdo en muchos casos); así como el proceso que ha llevado a la situación actual: desde las primeras campañas masivas de publicidad hasta su adentramiento en los aspectos más públicos de la vida.

"Sin opciones", la cual expone el proceso de reducción de alternativas a la hora de comprar un producto, como consecuencia de las fusiones y sinergias entre distintas empresas que terminan por monopolizar el mercado y destruir a la competencia.

"Sin trabajo", en la que Klein nos cuenta como dentro de la estrategia "Marcas SÍ, productos NO" se ha visto reducida la calidad de los empleos locales y se ha producido un traslado de las fábricas a países subdesarrollados con el objetivo de sobreexplotar a los trabajadores (y así reducir los costes) sin que se sea consciente en los países de destino.

"No Logo". La última parte da a conocer los movimientos que han ido surgiendo dispuestos a frenar el papel cada vez más central de las marcas en la sociedad: desde los satíricos rompeanuncios del Frente de Liberación de Vallas Publicitarias hasta los organizados ecologistas del movimiento Recuperar Las Calles.

Sin duda se trata de un gran trabajo de investigación que hace reflexionar sobre la posible muerte de la cultura, los derechos de los trabajadores y la libertad de elección comercial para satisfacer a un mercado cada vez más monopolizado, poderoso y totalitario. Y para que esto no parezca un anuncio...aquí teneis su versión copyleft.

lunes, 16 de noviembre de 2009

¿Autodestructivos?

Cientos de personas nos congregamos ayer en Atocha con una vaga descripción en mente. Ibamos a una manifestación "Por la Paz y la No violencia" pero, ¿qué sentido tiene eso? Unos inmediatamente lo han relacionado con la intervención española en Afganistán, algunos con una hipotética alianza de culturas, otros con el fin del terrorismo o con el comienzo del respeto de los derechos humanos en Irán...multitud de interpretaciones. Teneis especial derecho a llamarme iluso, idealista y utópico si el hecho de ver a tanta gente diferente reunida por un solo ideal condensado en una palabra me ha hecho pensar que es posible un cambio y que además el hacerlo realidad está en nuestras manos (¿realmente tienen esas palabras connotaciones negativas?).

Una amiga se hizo con un cartel de "abrazos gratis" y se lo tomó verdaderamente en serio. Ha sido curioso y revelador darse cuenta de que la gran mayoría de la gente no se lo ha negado. Entre ellos había un inmigrante sudafricano que portaba una pancarta por la "Convergencia de Culturas", una señora de cincuenta y tanos ajena a la manifestación que se había detenido a curiosear, un bailarín boliviano vestido de forma folklórica (al cual hizo perder el ritmo), un joven con la cabeza llena de rastas que miraba al infinito, una chica con acondroplasia que llevaba nariz de payaso,un conductor, un grupo de niños de 6 años que iban de la mano, un gaitero e incluso otras mujeres que también buscaban ser abrazadas. Solo una señora que parecía no poder sacar el coche por la multitud, los policías y una familia trajeada que iba de boda rechazaron la oferta.

Mi amiga no es perfecta: fuma, es torpe y le cuesta expresarse. Sin embargo, tengo por seguro que si todos tuvieramos su cantidad de ganas de dar y recibir afecto de los demás, las cosas irían mucho mejor. El cambio del que hablaba antes empieza por cada uno de nosotros en forma de pensamiento, actitud y, sobre todo, acciones.

Desde mi humilde opinión (pero válida como la de cualquier otro que la argumente) creo que la paz verdadera es algo más que la ausencia de guerra, pues consiste en la mejora de nuestras relaciones con los demás gracias a su fusión con otros valores de los que no mide la Bolsa: solidaridad, justicia, empatía, etc.

También opino que la paz se trabaja a distintos niveles. Por lo tanto, es estúpido reclamar a los políticos que cumplan con algo mientras nosotros no lo hagamos con nuestro entorno más cercano. Una vez prediquemos con el ejemplo, nos queda salir a la calle y hacernos oír por lo que nos pide el corazón...y el cerebro, claro (como la autodeterminación por el pueblo saharaui, en la manifestación adyacente).

jueves, 5 de noviembre de 2009

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y paserarás contigo. Te regalan - no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te relajan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Extracto del libro Historia de Cronopios y de Famas de Julio Cortázar. Parte "Manual de instrucciones".