lunes, 16 de noviembre de 2009

¿Autodestructivos?

Cientos de personas nos congregamos ayer en Atocha con una vaga descripción en mente. Ibamos a una manifestación "Por la Paz y la No violencia" pero, ¿qué sentido tiene eso? Unos inmediatamente lo han relacionado con la intervención española en Afganistán, algunos con una hipotética alianza de culturas, otros con el fin del terrorismo o con el comienzo del respeto de los derechos humanos en Irán...multitud de interpretaciones. Teneis especial derecho a llamarme iluso, idealista y utópico si el hecho de ver a tanta gente diferente reunida por un solo ideal condensado en una palabra me ha hecho pensar que es posible un cambio y que además el hacerlo realidad está en nuestras manos (¿realmente tienen esas palabras connotaciones negativas?).

Una amiga se hizo con un cartel de "abrazos gratis" y se lo tomó verdaderamente en serio. Ha sido curioso y revelador darse cuenta de que la gran mayoría de la gente no se lo ha negado. Entre ellos había un inmigrante sudafricano que portaba una pancarta por la "Convergencia de Culturas", una señora de cincuenta y tanos ajena a la manifestación que se había detenido a curiosear, un bailarín boliviano vestido de forma folklórica (al cual hizo perder el ritmo), un joven con la cabeza llena de rastas que miraba al infinito, una chica con acondroplasia que llevaba nariz de payaso,un conductor, un grupo de niños de 6 años que iban de la mano, un gaitero e incluso otras mujeres que también buscaban ser abrazadas. Solo una señora que parecía no poder sacar el coche por la multitud, los policías y una familia trajeada que iba de boda rechazaron la oferta.

Mi amiga no es perfecta: fuma, es torpe y le cuesta expresarse. Sin embargo, tengo por seguro que si todos tuvieramos su cantidad de ganas de dar y recibir afecto de los demás, las cosas irían mucho mejor. El cambio del que hablaba antes empieza por cada uno de nosotros en forma de pensamiento, actitud y, sobre todo, acciones.

Desde mi humilde opinión (pero válida como la de cualquier otro que la argumente) creo que la paz verdadera es algo más que la ausencia de guerra, pues consiste en la mejora de nuestras relaciones con los demás gracias a su fusión con otros valores de los que no mide la Bolsa: solidaridad, justicia, empatía, etc.

También opino que la paz se trabaja a distintos niveles. Por lo tanto, es estúpido reclamar a los políticos que cumplan con algo mientras nosotros no lo hagamos con nuestro entorno más cercano. Una vez prediquemos con el ejemplo, nos queda salir a la calle y hacernos oír por lo que nos pide el corazón...y el cerebro, claro (como la autodeterminación por el pueblo saharaui, en la manifestación adyacente).

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