miércoles, 5 de mayo de 2010

Acerca de mi libertad creativa para hacer las cosas mal

Parece que cada vez que escribo inauguro una nueva sección. En esta ocasión, se trata de tiras (no-cómicas) sobre gusanos antropomorfos - o más bien hombres con forma de gusanos - que discuten sobre la realidad de forma bastante sosa. Procuraré que todas las tiras tengan un mínimo transfondo filosófico o traten un tema social (lo cual apenas reduce las posibilidades). Sin más, aquí va Estudio sobre el cinismo en anélidos.














































Respecto al velo. Reitero algo que creo que está claro: lo ideal sería que cada cual se creara a lo largo de sus vivencias su propia personalidad y creencias sin verse obligado a seguir una cultura, que al fin y al cabo es algo externo y colectivo. Creo que es bastante absurdo que estas construcciones arbitrarias vayan por encima de la libre elección del individuo a ser como quiera.

También sería ideal que no le dieramos tanta importancia a lo que hacen los otros si no afecta negativamente a nadie. Y el velo, no afecta negativamente a nadie: es un simple pañuelo al que, en general, se le tiene fobia por las connotaciones culturales a las que se asocia. Cabría preguntarse: el que una mujer lleve o deje de llevar velo ¿me daña en algún sentido?

El argumento de que se muestra una religión y puede ofender a los que no comulguen con ella es bastante rebuscado. En algunos casos, esas religiones son adoptadas como parte de la personalidad de alguien, lo mismo que sucede con cualquier otra forma de pensar. ¿Qué derecho tenemos nosotros para inmiscuirnos en eso? Bueno, lamentablemente el derecho lo proporciona el poder, así que reformulo la pregunta: ¿qué sentido tiene? ¿dónde estaría el límite? Hay que tener en cuenta que estamos desprendiendo todo el rato "muestras" de nuestra personalidad, ya sea de forma emotiva o por nuestro aspecto. Puestos a prohibir el velo que prohiban también manifestar cualquier otra opinión.

Otras críticas hablan del supuesto adoctrinamiento y manipulación que sufren las mujeres. Yo no soy tan tajante, sino más relativista: ¿es mejor ponerse implantes de silicona que un pañuelo? ¿por qué son los equivocados ellos y no nosotros? Y no únicamente en ese tema, sino en cualquier otro. Nos guste o no, somos productos de nuestro entorno y siempre tendremos problemas a la hora de empatizar con personas que han crecido en circunstancias muy diferentes.

Se habla de obligatoriedad por la presión social, pero aquí aún hay monjas de clausura y gente que no copula por una idea abstracta y nadie duda de que es por libre albeldrío (siempre entrecomillado porque todos estamos influenciados por pensamientos ya existentes, sea para aceptarlos o para rechazarlos). Además, en Occidente no podemos jactarnos de libertad de elección, pues sigue habiendo muchísimos aspectos de nuestras vidas controlados por otros. Tenemos el mismo problema, pero el nuestro es mucho más sutil; al fin y al cabo, los aspectos de nuestras vidas en los que el aparato económico, legislativo, político y judicial tiene mayor indulgencia (orientación sexual, ocio, aspecto...) son los que no atentan contra la estabilidad del Sistema.

En cualquier caso, si consideramos que una acción está perjudicando a la persona que la lleva a cabo, podemos intentar hacérselo ver (pensamiento, forma de vida, opiniones...) - siempre que realmente vayamos a ayudar a la persona y no a convertirla en un medio para nuestros intereses particulares - pero nunca obligarle a abandonarla (a no ser que se esté dañando a terceros). Todo este razonamiento se basa en la humildad y en el dejar espacio para la duda, puesto que probablemente los equivocados seamos nosotros y estemos tratando de imponer nuestro error (o ambos posturas sean válidas).


Como conclusiones:

a) La libertad del individuo debería ir por encima de convencionalismos.

b) El velo es eso: un pañuelo. Se pueden considerar o no intrínsecas sus connotaciones culturales y religiosas, pero no discriminarlo de modo arbitrario.

c) Es hipócrita hablar de obligatoriedad cuando hoy en día se legisla hasta cómo debemos ir al baño (aspectos que no perjudican a nadie).

d) Se puede intentar hacer consciente a alguien de su opresión, pero el abandonarla o no tendría que ser decisión del afectado.


Respecto a la tauromaquia. Es un tema que ya he tratado bastante, englobado dentro del especismo. Es increíble que aún sigamos discriminando por el nivel intelectual, por la especie o por el alma (concepto totalmente metafísico que, por ello, es aún más rechazable si intenta imponerse y condicionar la existencia de cualquier individuo).

La primera discriminación (intelectual) justificaría la cosificación de aquellas personas menos dotadas en ese sentido. La segunda (especie/dotación genética) permitirá que, cuando se imponga el transhumanismo, los mediocres (no modificados) seamos considerados y tratados como posesiones. De todas formas, cualquier cosa que yo diga se quedará corta en comparación con la Charla sobre la discriminación especista y sus implicaciones en la práctica que tendrá lugar a las 19:00 del sábado en el MIM.

Nota: Esta entrada tuvo que ser reescrita entera. Antes de publicar, asegúrense de tenerla copiada en otro lugar.

miércoles, 21 de abril de 2010

Problemas, negación y proyección

¿Vacío existencial? Una actitud egoísta, habiendo tanto que cambiar.

Acerca la óptica y masca realidad fuera de la pequeña pantalla. Degeneramos y somos cada vez más útiles, como un cuchillo es útil a la hora de atravesar la piel, de cortar materia orgánica que hace algunos días formaba parte de una conciencia. Nuestra naturaleza humana se revela como algo determinante, puesto que ya no podemos elegir. La violencia se justifica por naturalidad y tradición. El egoísmo se auto-legitima por lo antiguo del sentimiento. El cambio de mentalidad es tachado de utópico o se interpreta como algo totalitario. A veces no falta razón. Deberíamos tener el derecho a equivocarnos y no el de robar a los otros ese derecho. Los límites están en la libertad, concepto abstracto y engañoso como ninguno, pues una libertad sin objetivos no es tal: es ocio.

La conducta es arcilla en las manos del que te cosifica. Del que te utiliza para sus metas y tu bienestar le da igual. Sólo eres un número, una parte ínfima de una estadística que pretenden dirigir como si fueran dioses terrenales. Como si no fuera una compleja superestructura de carbono como tú o yo, ni tuviera el mismo sistema nervioso. Poseen un órgano especial llamado Poder, transplantado a base de votos. Tú solo eres uno de tantos que ha renunciado a sus sueños y se somete a un trabajo asalariado, tomando pastillas, intentando creer que esta es la mejor vida que se puede llevar ¿Para qué? Para permitir que tu país escape hacia delante violando al futuro en la Tierra, para que tu vida esté legislada hasta el último aspecto, para que te cobren por disfrutar y te miren raro por pensar.

Los que tienen Poder creen poner freno a lo que consideran malo haciendo leyes: mero parche que sacia la sed de venganza de las masas hipnotizadas por los sucesos y la prensa amarilla. En su totalitaria pero estrecha mente no cabe que quizá sea más efectivo eliminar la desigualdad y enfatizar en el valor del respeto por el otro. O quizás si cabe, pero siempre será más rentable hacer de la violencia cultura, convertir en héroes a los que la utilizan y justificar daños colaterales. Y son ellos los que poseen el monopolio oficial de los juicios éticos y lo más importante, de imponerlos. Ahora entiendo muchas cosas.

La vida pasa de refilón y todos queremos ir más rápido. Vivimos imaginando el mañana y recordando el ayer, porque el hoy es una mierda. La humanidad es una balanza trucada. Un niño cadavérico muere en Etiopía por no tener qué llevarse a la boca. Al día siguiente, en el Ahorramás de un barrio indeterminado, echan lejía a los restos de comida, para que a nadie se le ocurra llevársela a la boca. Los padres se matan día a día para financiar sin saberlo los vicios destructivos de sus hijos. Lo verde deja paso al cemento. Las personas ya no se fascinan mirando las estrellas, eclipsadas por las marquesinas y letreros de neón que prometen cientos de placeres sintéticos, fabricados al por mayor.

Al llegar a casa, no quedan ganas de nada. El tiempo terminó por ganar la carrera. Un polvo a la semana y olvidate de ser tú mismo más allá de esas cuatro paredes, más allá de esa persona. Fórmate en política con La Noria. Pronto aprenderás a ser feliz viendo como las familias televisivas se abrazan, mientras en la tuya se manda callar cuando empieza la serie.

La gente ya no es lo que era, limítate a tu círculo y no les saques de su burbuja si no quieres acabar mal. Te tachan de idealista. Te invitan a que vivas la realidad que ellos experimentan día a día, para demostrar que tu filosofía no llena bocas: que venderías a tu mejor amigo por conseguir un sueldo mayor. Son cosas de cajón: el dinero permite comprar esos productos que tanto te han hecho desear asociándolos con la felicidad y el placer. El daño ambiental o social de detrás da igual. Se un buen ciudadano y consume, fomentarás que mucha gente trabaje y pueda hacer lo mismo. No es necesario amargarse, vida sólo hay una y para que unos estemos bien, otros han de pasalo mal. Simplemente es así. El Estado y el mercado ponen a tu disposición todo lo que quieren que necesites: consumo, circo, consumo, circo, consumo, circo...¿Para qué más? ¿Tomar las riendas de tu vida? Seguramente no podrías soportar tanta libertad. Ser dueño de ti mismo es lo peor que te puede pasar.

Debemos sentirnos orgullosos de nuestra patria. No son las personas las que construyen hospitales y atienden a los pacientes, no. Es el Estado con sus subvenciones el que crea la inclinación de estas personas. Es Esperanza Aguirre, que tiene los pies en la tierra y lucha porque deje de ser así: por eso asfalta con carreteras hasta el último rincón de la Comunidad. La M-120 está en camino. No te extrañe que debamos guardar respeto a nuestro gobernantes. La gente común no tiene ideas propias, y es provechoso que así sea: dejamos el camino libre a los que quieren nuestro bien. A los que nos idiotizan y enfrentan entre nosotros, pero que quieren nuestro bien. Si no nos enfrentaran entre nosotros, seríamos tan estúpidos de ir a por ellos. No nos conviene. Tú deja que otros piensen por ti, vota y arrima el hombro. Pero no te confundas; arrima al hombro sólo con los de aquí. Así no dejamos pasar a los que vienen a robarnos el trabajo y a delinquir.

La libertad en el asfalto está bajo fianza. Nadie te obliga a permanecer aquí y esclavizarte por un sueldo, pero no hay donde escapar. Todo terreno ya ha sido asignado. Queremos espacios donde poder trabajar para vivir y no al revés, donde cooperar de forma horizontal, donde ser los únicos que decidamos en base a nuestra moral. Crear arte para crear-nos, experimentar amaneceres sin horarios y sin rutinas junto a nuestros semejantes. Unirnos voluntariamente con quienes nos sintamos identificados y respetar a los diferentes en lugar de intentar acabar con ellos. Al fin y al cabo, nuestras diferencias sólo destacan por externas y curiosas, mientras que las semejanzas son más, pero hoy el mundo las ha olvidado. Damos por hecho que todo el mundo ama y lo consideramos irrelevante para centrarnos en ideologías y culturas. Es simplemente absurdo.

Quiero lo imposible: no para frustarme al no conseguirlo, sino para alegrarme al acercarme con cada nuevo éxito. No quiero estar atado a convencionalismos sobre los que nadie me ha pedido opinión, ni que cualquier neoliberal pragmático que tengamos por gobernante intente representarme. Soy consciente de que la felicidad absoluta no existe, al igual que sucede con la libertad, pero eso no importa: siempre hay algo que mejorar. Negar esto es sinónimo de conformismo o ignorancia.

Cada persona más feliz y más libre es un nuevo paso que anima a continuar. Si no depende de nosotros cambiar las cosas ¿de quién entonces? La semilla del cambio está en nuestra conducta. Lo bonito es luchar aunque sepamos que no veremos los resultados, aún siendo consciente de que, en último término, cada uno de nosotros estamos y seguiremos estando en minoría; viviendo nuestras correspondientes "siete soledades" (Nietzsche)...y media.

Que cada cual se libere a sí mismo o siga pres@ del auto-engaño. Los derechos se ganan o pierden, pero no son estáticos: pueden aprovechar cualquier descuido para arrebatárnoslos. Hoy día, me conformaría con que las pantallas se apagaran durante 1 hora semanal en la cual mentes se pusieran a funcionar. Pero no interesa: por eso hay televisiones en el metro.


* No sé si soy un demagogo por apelar a los sentimientos o un vitalista por darles importancia a la hora de configurar mi discurso. En cualquier caso, este nuevo formato es el inicio de una nueva categoría ("Desde mi realidad individual") en la que incluiré escritos realizados sin pararme a corregir y procurando no pasar por el filtro de la razón.

miércoles, 14 de abril de 2010

La Contra: La democracia directa


Hoy se cumplen 79 años de la proclamación de la II República. Muchos nostálgicos y una mayoría que no vivió en ella, pero que la evoca como una Edad de Oro, celebran eventos en su honor (como la paella de mi barrio el sábado pasado). Sin embargo, yo no logro comprender por qué se aspira a reinstaurarla. Es cierto que los avances sociales fueron bastante adelantados a su época, pero se tiende a olvidar que la conflictividad presente en la sociedad (sobre todo en vísperas de la guerra civil) era impresionante. Pero eso es lo de menos.

Lo que realmente no me convence es qué ganaríamos si la declararamos ahora. Suele ser la izquierda la que piensa que, de ser así, tendría un caracter acorde a sus ideologías. Sin embargo, en abstracto, no va implícito en el término - el término actual, pues hasta los borbones del XVIII lo utilizaban para designar su despotismo. Según la RAE, una república es un tipo de "
Organización del Estado cuya máxima autoridad es elegida por los ciudadanos o por el Parlamento para un período determinado.". Así, nada impediría que la República volviera reencarnada de derechas, con su respectivo presidente del PP. Habrá quien comentará que en eso se basa la democracia, en que cada partido vaya imponiendo a su ideología/candidato cuando le sea posible hasta ser relegado por otro, con la legitimidad que proporciona el voto. Discrepo profundamente:

- Aún dejando aparte que la acumulación de poder es más proclive a la corrupción (puesto que el dinero puede comprar a las pocas personas que lo ejercen en ese momento, mientras que si fueramos todos o directamente no hubiera poder, no existiría ese peligro) ¿Qué evita que durante los años que se le otorga, el gobierno no actúe de espaldas a los ciudadanos? Supuestamente, el temor a no ser reelegidos. Por eso es mejor intentar que no se note, hacerlo poco a poco o desviar las críticas hacia la oposición, procurando no superarla demasiado en decisiones catastróficas. Si a esto le sumamos el bipartidismo, el temor se disipa: tarde o temprano les volverá a tocar, apoyándose en los abstractos conceptos que tiene la gente de "representación" y en que, en 4 años, el opositor tiene espacio para cagarla bastantes veces. Todo lo anterior es perfectamente aplicable a la figura del Jefe de Estado.

- "Democracia representativa" es un oxímoron. "Democracia" significa gobierno del pueblo, sin embargo, los que gobiernan son sólo una pequeña fracción de este: los políticos. En el caso del republicanismo sucede algo parecido, solo que con el tema de la representación. Una sola persona pretende hablar en nombre de los que menos suele conocer por su propia posición social. Monarquía o república no son más que dos formas de caer en el mismo error: creer que alguien externo tiene derecho temporalmente - una vida, una legislatura - a representarnos o a decidir por/sin nosotros y condicionar nuestras vidas.

- Hay quien cree que una república es más barata que una monarquía. Es extraño esperar que los acomodados presidentes serán austeros en un mundo en el que la posesión simboliza todo lo positivo. ¿Y qué mejor que ostentarla ante el resto de Estados? Así, aunque el resto de ciudadanos sobreviviéramos a duras penas, daríamos buena imagen; un poco en la línea de lo que pretenden algunos tiranos africanos o jeques árabes que ya huelen demasiado. Y aún si suponemos que los presidentes serán austeros y mejoramos la república haciendo que el Jefe de Estado sea elegible de manera directa ¿se ha de dar por hecho también que los gastos derivados de las campañas electorales serán nimios?.

- Bastantes más motivos escritos aquí y otros tantos que no materialicé porque requieren un razonamiento significativamente más largo. Si bien quizás no todos sean aplicables por el mayor simbolismo que poder efectivo del "Presidente de la República" (concretando con la española, que era parlamentaria) el método de elección era aún más indirecto (le nombraban los diputados). Esto podía ocasionar las preferencias del representante por un partido u otro, con lo cual ya no encarnaba a todo el pueblo - cosa imposible - sino a los diputados que le habían escogido y, a lo sumo, a los pocos votantes que habrían optado por él aún pudiendo elegir.


¿Realmente nos puede representar de manera mímimamente fiel alguien que no sea cada uno de nosotros? ¿Necesariamente la política y el proceder de cada sociedad han de continuar siendo algo restringido para unos pocos? ¿Es razonable que un voto otorgue a la minoría elegida la legitimidad para actuar como desee hasta nueva orden? El lector que responda negativamente, puede dejar de leer. Los restantes, también, pero nunca viene mal conocer otros puntos de vista.

Podemos elegir ser republicanos - optando por el que parece ser el mal menor - o ir más allá y acabar directamente con la raiz de lo que servidor considera un problema: la política convertida en mera delegación de poder. Considero preferible que podamos decantarnos libremente en todo aquello que afecta a nuestra vida. O lo que es lo mismo: enfatizar en que la cosa (res) sea realmente pública, no reprivada. Y ahí es donde entra el asamblearismo.

Las ventajas del asamblearismo frente a la democracia representativa parten de que, en esta, los ciudadanos únicamente pueden elegir periódicamente quién les va a gobernar, mientras que en la democracia directa todos son participantes activos de la política.

Las decisiones irían dirigidas a asuntos realmente importantes y que afectan directamente a la totalidad de la población. Así se contaría con muchísimas más cabezas que en la oligarquía elegida, que pensarían y tendrían una perspectiva amplísima a la hora de encontrar la mejor solución. Sería algo parecido a las manadas de herbívoros: cuanto más ojos, más fácil es detectar al depredador y escapar o, en nuestro caso, hacerle cara.

Otra ventaja que aprecio es la difusión y posterior desaparación de las ideologías al uso, entendidas como conjuntos de preceptos, principios y valoraciones morales presentes en cada persona. El encasillamiento en estos sistemas automáticamente provoca el enfrentamiento con otros, a veces de manera violenta.

Si las ideologías siguen perpetuándose es porque, para ser realmente influyentes en las decisiones de su comunidad (al nivel que sea), las personas necesitan agruparse en partidos políticos y anular su sentido crítico para aceptar la práctica totalidad de la ideología de la agrupación. En caso de no estar de acuerdo en algún aspecto, las únicas opciónes son:

a) Conformarse con la parte en la que sí, con lo cual se renuncia a una parte del ideario de la persona para favorecer a la ideología del partido.

b) Crear su propio partido, algo difícil en el bipartidismo y que no hace más que legitimar el sistema: sólo los que puedan permitirselo se verán realmente representados en política.

c) Abstenerse de votar. Lejos de las tergiversaciones que haya podido tener (y esta tal vez sea una más), encuentro cierta relación con Nietzsche y su concepto de "hombre artista": aquel que crea sus propios valores. Su alcance llegaría hasta la anarquía pero, relacionándolo con el tema, ninguno de estos hombres permitiría que sus valores se vieran menospreciados por tener que adaptarse a algún tipo de representación que no sea la propia.

En este sistema la opinión propia está supeditada la ideología de los partidos, luego no podemos hablar de democracia, sino de partitocracia. Únicamente votando cada aspecto por separado y representándose cada cual a sí mismo, podremos hablar de democracia real. Las ideologías ya no tendrán sentido y cada cual elaborará su propio opinión de forma totalmente independiente a lo preexistente. Los enfrentamientos que provoca la ideología se reducirían muchísimo, pues ya no habrá 2 o 3 partidos o unos cuantos movimientos sociales pugnando por el poder o la hegemonía, sino que cada persona coincidirá en X votaciones con otras, en Y con otras tantas, en Z con algunas...es decir, el enfrentamiento sería totalmente arbitrario.

Imagínense a 5 sujetos:

- El sujeto A vota a favor del aborto, la tauromaquia y la eutanasia.
- El sujeto B vota a favor del aborto y la eutanasia, pero en contra de la tauromaquia.
- El sujeto C vota a favor de la eutanasia, pero en contra del aborto y la tauromaquia
- El sujeto D vota a favor del aborto, pero en contra de la eutanasia y la tauromaquia.
- El sujeto E vota a favor de la tauromaquia, pero en contra de la eutanasia y el aborto.

Todo está relacionado, pero las formas de relacionarlo en personas que se forman a sí mismas (o críticas) varían según el individuo y ahí está la gracia del perspectivismo.

- Igual el primer sujeto cree que la vida no tiene ningún valor si no puede tener conciencia de sí misma (sucedería con fetos, animales y personas en coma profundo).
- A lo mejor el sujeto B no considera la vida algo intrínsecamente válido y sólo se basa en la percepción del dolor (como bastantes vegetarianos), por lo que permite acabar con la de los fetos que no tienen un grado de desarrollo suficiente para sentirlo y las personas que lo piden y se les administra de forma indolora. Sin embargo, no permite la tauromaquia, porque es una tortura en toda regla.
- El sujeto C es parecido al A, pero a la inversa: la muerte es permitible si se da permiso para ejecutarla (en el caso de la eutanasia, en enfermos crónicos con plena conciencia).
- Parece ser que el sujeto D apoya el aborto en las primeras etapas, porque cree los fetos no se pueden considerar vida hasta que alcancen un desarrollo cerebral determinado.
- Lo más seguro es que D crea que la vida del hombre es intrínsecamente valiosa (y no se debe quitar) pero la de los animales sí (y además sin reparos). Es una postura parecida a la de algunos cristianos creacionistas actuales.

Las personas que apoyan el aborto bajo determinadas circunstancias bien definidas estarían en su derecho de defender su opinión y darla a conocer. Sin embargo, no tendrían por qué circunscribirse únicamente a esa causa. Así, mientras que en unas cosas se puede coincidir, en otras obviamente no será así. Entonces ¿a qué personas aborrecería más enconadamente alguien del grupo 1: a los antiabortistas (C y E), a los antitaurinos (B,C y D) o al contrario a la eutanasia (D y E)? ¿Al sujeto D? No tiene sentido, porque coincide con ellos en lo del aborto, mientras que con el del C sólo coincide también en la eutanasia. ¿Al sujeto E? Aunque discrepe en otros asuntos, es el único que le apoya con la tauromaquia.

Los aliados en un asunto divergen en otro. En la realidad, sin símbolos ni partidos y con muchísimos más asuntos a tratar ¿quién se encargaría de hacer una absurda gradación de qué vota cada vez cada persona para demostrarle mayor o menor simpatía?

Con la atomización de la política en ideas independientes y decisiones representativas, puede que en los debates se profundizara más. Ya no se diría "El comunismo es bueno" o "El capitalismo es mejor", simplemente porque cada cual tendría su propia opinión sobre propiedad privada, lucha de clases, plusvalía, etc. Así, se evitaría el sectarismo y se analizarían dichos conceptos por separado, favoreciendo hasta cierto punto la paz social.

Se puede objetar que las opiniones van unida a intereses, luego las personas de cierta clase social votarán siempre más o menos siguiendo unos cánones. Esto es cierto y constituye, junto con otras muchas críticas, los reproches que se le pueden hacer al asamblearismo pero que no provienen del sistema partitocrático, sino de algunos tipos de anarquismo (lo trataré otro dia).

En la otra entrada hablé de cortoplacismo para adecuar los resultados a las legislaturas y volver a ganar las elecciones. Con el asamblearismo esto no sería posible, simplemente porque no existirían plazos que cumplir, ni gobiernos a los que echar la culpa de que cierta decisión haya sido mal enfocada o aplicada. El pueblo tomaría toda la responsabilidad de sus acciones y, al ser el que las sufre, aprendería de sus errores (mientras que los políticos que han aprendido de sus errores no suelen salir reelegidos, justo por la existencia de los mismos).

Por citar algunas más:
- La posibilidad de adoptar o revocar decisiones en un sentido u otro en cualquier momento (no limitándonos al día de voto ni a lo que nuestros antepasados dijeron sobre ello). Un buen ejemplo: la Constitución, que tal vez representaba a la sociedad de los 70 (o mejor dicho, a los partidos que la redactaron) pero hoy es posible que no sea así.
- La entrada en escena de asuntos que normalmente no se tratan porque se consideran secundarios o molestos de sacar a debate. Los socialistas no se posicionan respecto al toreo porque no lo consideran un tema prioritario y además, al hacerlo pueden perder votantes. Es un buen ejemplo de cómo la opinión personal queda pisoteada en aras del partido y su victoria electoral.
- Se ahorraría muchísimo dinero prescindiendo de aquellos que actúan por nosotros y se reduciría la corrupción (al contar igual la opinión de cualquier persona, sería mucho más dificil sobornar a un grupo importante de ellas).

La objección a este descenso de la corrupción es que la gente pobre es muchísimo más fácil de comprar que un político (por pura necesidad, es decir, cuando importe más el dinero recibido que la idea que se apoyaría realmente). En primer lugar, debemos limitar esta objeción a las medidas que no le afecten directamente de forma negativa. En segundo, esto se podría solucionar, por ejemplo, reduciendo las desigualdades (la desaparición de la clase política ya es un primer buen paso), primando el valor de las ideas sobre el consumo innecesario, etc.


Algunas críticas y sus respectivas contraargumentaciones respecto a la democracia representativa pueden ser las siguientes:

1. Hay quien puede aducir que es ineficaz que el voto de los expertos en la materia que sea contara igual que el de cualquier otra persona: yo opino que la extensión de la política a la totalidad de la población la reduciría a lo realmente esencial, se acabaría con la burocracia y complejidad innecesaria y planos como el económico volverían a estar al servicio de los seres humanos (y no al revés).

¿Que por qué se reduciría a lo esencial y la complejidad desaparecería? Simplemente porque el común de las personas tienen otras ocupaciones y se elegiría así para facilitar la participación y agilizar los trámites. ¿Sería tan sencillo aún habiendo tantos intereses económicos (financieros sobre todo) interesados en evitarlo? No podemos saberlo, pero en cualquier caso es mucho más sencillo y sigiloso coaccionar a un grupo reducido de políticos que acumulan todo el poder, que a la totalidad de la población. Los medios tampoco podrían amenazar con retirar el apoyo electoral ¿a quién? ¿a los votantes?

2. "Hay peligro de que se adopten medidas contradictorias". Antes de argumentar contra esta crítica, hemos de tener en cuenta la simplificación de la que acabo de hablar, que haría entendible los mecanismos políticos y económicos al común de la población. Fuera de ello, los ciudadanos son los que, a través de sus vivencias en un entorno saben lo este necesita y lo que no. Y estas decisiones serían bastante más consensuadas, por la antes mencionada desaparición de las ideologías y los prejuicios cognitivos que acarrean.

En cualquier caso, se debe enfatizar que las personas pueden aprender más rápido que los políticos, porque entre todas tienen mayor visión de la situación (en contraposición a cifras y estadísticas). Se puede criticar que esta visión es a nivel local (no nos podemos fiar de los medios, cuyos dueños seguirán teniendo intereses en tergiversar la realidad), con lo cual coincido y es un buen motivo para la adopción de formas de Estado con cada vez mayor autonomía, hasta la fragmentación de este en pequeñas comunidades (en próximas entradas de La Contra).

3. "Adoptar la democracia directa sería similar a estar continuamente votando, además de que los trámites serían muy lentos". Esto no tendría que ser así si se simplifican los asuntos a tratar y los procedimientos de entrada en vigor. Incluso podríamos añadir el decidir exclusivamente sobre las parcelas territoriales en las que el asunto va a afectar, retomando el ideal de las pequeñas comunidades (aunque no sean comunidades al uso, sino circunscripciones).

En cualquier caso, la abstención en asuntos que la persona no considere de interés seguiría siendo perfectamente válida. Por otra parte, el uso de internet facilitaría el poder votar en cualquier lugar y momento, así como enterarse de qué es lo que se propone decidir; incluso utilizando filtros adecuados a lo que interesa al individuo, etc. El Partido de Internet, por ejemplo, permite que sus votantes marquen como predeterminado el votar acorde a un partido, pero siempre con la posibilidad de discrepar en cuestiones que diferencian sus ideas con la ideología de la organización; bien mirado no deja de ser una bonita muestra de la desvinculación del individuo al Estado moderno, sobredimensionado y dispuesto a entrometerse hasta en el último aspecto de su vida.


Por último, me gustaría destacar que, aunque la democracia directa es un futuro deseable, no debemos estancarnos en ella como está sucediendo actualmente con la representativa. Tiene bastantes fallos (que trataré próximamente) y siempre hemos de buscar la forma de seguir superándonos porque, si no, es fácil acomodarse y que el sistema comience a degenerar. Hemos de tener siempre unas aspiraciones elevadas que nos permitan seguir caminando, y no sobrevivir exclusivamente a base de solucionar efemérides y hacer correciones superficiales.

En cualquier caso, si algún hipotético republicano me ha leído hasta aquí, sólo me queda decirle que el sábado a las 18:30 hay una manifestación reivindicando la tercera de Cibeles a Sol.

domingo, 28 de marzo de 2010

Ética a prueba

Tenemos suerte, solo 20 minutos de metro - politano - nos separan hasta Sol. Desde allí, ir a Plaza (no de toros, sino de la Villa) no lleva más de 5. A punto de llegar, hay pancartas contra la pared, algunas con lemas rebuscados. Da igual, no nos hemos acordado de personalizarnos una. El sentimiento es el mismo, las palabras no son más que una forma degradada y burda de expesar nuestros sentimientos.

La Plaza está repleta y cada vez llega más gente. Activistas de las distintas organizaciones con camisetas que así lo indican sostienen pancartas que muestran animales agonizando. Algún personaje disfrazado de toro entretiene a los más pequeños. Los padres de familia se entremezclan con jóvenes de estética antisistema y estos con un reducido grupo del PECTA, cuyas pancartas rezan "Resistencia Cristiana". Me sorprendo censurándoles mentalmente cuando leo "Por una Europa libre de crueldad animal" y comprendo por donde van los tiros.

Pasa el tiempo, los vendedores de chapas hacen su agosto y las organizaciones se disponen a salir mientras se empiezan a corear lemas. En parte porque hay muchísima gente de fuera, se han equivocado y están orientados en dirección contraria a nuestro objetivo. El malentendido se subsana y me introduzco en el grupo de la cola, el "Bloque Antiespecista y Antiautoritario", más acorde a mi postura y con mayor variedad de proclamas (que un tipo de delante con megáfono copia con cierto retardo).

La interminable procesión avanza y nosotros empezamos a movernos cuando se oye a alguien decir que los primeros ya han llegado a la Puerta del Sol y que como no terminemos a las 14:00, los antidisturbios harán acto de presencia. Más allá del típico "La tortura no es cultura" (que encuentro muy superficial puesto que la cuestión no es esa, sino si el espectáculo es ético o no) la gente del bloque comienza a gritar y es imposible no dejarse llevar por la rabia ante tal injusticia.

Me sorprendo gritando "Torero, si quieres ver sangre córtate los huevos", "Libertad presos del ALF" o saltando ante "Un bote, dos botes, taurino el que no bote". Por la propia naturaleza vegana y libertaria del Bloque, se acompaña de "Ni toros en las plazas, ni vacas en los platos", "Carne es asesinato", "Liberación animal" o "La lucha está en la calle y no en el parlamento". Al pasar por el McDonald´s y el Museo del Jamón, gritamos por su demolición. ¿Violentos? Muchísimo menos que los métodos que requiere la utilización de los animales. Vean Earthlings, el documental que me ayudó a poner cara a este genocidio normalizado:



Al fin, entramos en Sol y la gente nos mira atenta. Su repertorio de expresiones van desde la imparcialidad hasta la ligera curiosidad, pero no más. Un grueso inmenso de manifestantes se sitúa frente a un pequeño escenario en el que varias "personalidades" utilizan su fama para hablar por nosotros, como si tuvieran mayor consideración moral por ello. Se tratan rápidamente los principales argumentos de un manifiesto y se saltan otros por falta de tiempo. La gente aplaude, grita proclamas contra Esperanza Aguirre y la irreverencia se evapora cuando la multitud se dispersa. Me río de un punk que toquetea un móvil de última generación y regresamos en metro al barrio.

Al llegar a casa, compruebo que no hemos salido en la televisión, luego nuestro acto no existe para ese grueso de la población que confunde la realidad con la pantalla. Ya grité allí: "¿Donde está Telemadrid? ¡Coño!", sabiendo que si la tercera parte hubieramos ido contra los matrimonios gays, habrían enviado un helicóptero. El baile de cifras es impesionante: en Internet, los pocos medios conservadores que se han hecho eco hablan de 1000 personas; mientras que los organizadores, de 25000.

Podemos organizar decenas de manifestaciones multitudinarias más, pero son inútiles si no se acompañan de acciones cotidianas. Oponerse a la tauromaquia como si fuera un problema aislado es una postura muy cómoda. Y es que los verdaderos valores de las personas se demuestran cuando estos pueden entrar en conflicto con sus intereses. Me explico: es fácil pedir la abolición de esta tortura si no te gusta, pero...¿actuaríamos igual con cosas que nos reportan beneficios o suponen esfuerzo por nuestra parte?

Esa es la prueba definitiva para probar si las personas sienten (sentimos) de verdad su (nuestra) ética o no es más que palabrería bienpensante para pasar un rato entretenido entre pancartas. No sólo tendríamos el ejemplo de rechazar a la tauromaquia pero legitimar el uso de otros animales como mercancías por mero placer gastronómico, sino también otros muchos: proclamarse tolerante con la homosexualidad pero no aceptarla en tu familia, declararse contrario a las fuerzas de seguridad pero acudir a ellas en caso de necesidad, considerarse solidario siempre que no cueste esfuerzo ni dinero...

En la autocrítica está la mejora. Intentar cambiar el mundo sin cambiarnos a nosotros mismos es, además de hipócrita, contraproducente.

La historia de Pedro

Pedro es un joven que trabaja de mozo de almacén en una empresa de transportes. Vive en el extrarradio madrileño y, desde pequeño, siempre se ha preocupado por los demás. Comenzó a sentirse identificado con el anarcocolectivismo y a leer a sus principales autores, impregnándose de teoría. La parte práctica no tardó en llegar, empezó a asistir a manifestaciones, okupaciones y a pasarse por los ateneos de su zona. Sin embargo, lo que vio allí dejó de gustarle al cabo de unos años. Al ver que sus acciones y esfuerzo no lograban ningún cambio, Pedro se vio más inclinado por el marxismo, que parecía garantizar un cambio no utópico como sucedía con el anarquismo. Con renovadas esperanzas, se instruyó a la par que buscó un trabajo e intentó organizar un sindicato de empresa.

El paso de los años y el inmovilismo de la gente le hizo cambiar de nuevo de opinión. Pasó a pensar que sólo una solución autoritaria lograría acabar con el capitalismo de forma eficaz; se tornó estalinista. No se daba cuenta de que esta postura le alejaba aún más de lo que despertaría interés en sus compañeros alienados. Su proyecto de sindicato desapareció, también en parte porque Pedro buscaba métodos de acción más directos.

Hoy en día, Pedro aún vive con sus padres y considera que muy pocos son suficiente revolucionarios para merecer su atención. Su grupo es tan cerrado que cualquiera diría que no quieren extender sus creencias y lograr el cambio, sino mirar con supuesta superioridad moral e intelectual a los que no piensan igual que ellos. La mayor parte de su tiempo libre, "devora" libros afines para retroalimentar su dogmatismo y entra en kaosenlared desde su ordenador de origen asiático para criticar a los "troskos" con multitud de datos aprendidos de memoria.

Mientras Pedro tilda de anticomunistas a unos cuantos, tres activistas de Igualdad Animal son detenidos por liberar a varios corderos de una granja, la CNT convoca una manifestación contra los despidos masivos de una constructora y los trabajadores se defienden de los antidisturbios, un chico decide no comprar más zapatillas hechas con manos esclavas, una joven convence a su novio de la importancia de cambiar de hábitos para conservar el planeta y varios amigos crean un grupo de afinidad para despertar conciencias dando a conocer a Marx.

¿Estás tan inmerso en tus ideas que eres incapaz de empatizar? ¿miras por encima del hombro a aquellos que no las comparten? ¿tu concepción de un mundo mejor sólo admite tu mundo mejor?

domingo, 21 de marzo de 2010

En defensa del decrecimiento - Carlos Taibo

De forma interesante, lógica y argumentada, "En defensa del decrecimiento" no se limita a tratar esta propuesta ecologista, sino que abarca una visión más amplia y trata diversos aspectos de la realidad contemporánea. El libro es bastante corto, pero se divide en 4 partes:

- Amenazas, que habla sobre los principales problemas sociales y ambientales a los que debemos plantar cara. Entre ellos, se explican y analizan la globalización capitalista (que conlleva desigualdad), el cambio climático (se considera que los efectos y propuestas de Kioto son insuficiente), el agotamiento inminente de las materias primas energéticas (que llevará a su encarecimiento y a los conflictos bélicos asociados) y la sobrepoblación. Taibo también explica otros conceptos como la huella ecológica, pone en entredicho que todo desarrollo científico sea positivo y, a diferencia de Lovelock (aún citándole ocasionalmente a lo largo del libro) arremete contra la energía nuclear para defender después las renovables.

- Decrecimiento. En esta parte, se cuestionan los beneficios del crecimiento económico desde varios planos y se llega a negar que sea intrínseco a la democracia, que haga más felices a las personas y que respete los límites medioambientales. El concepto de "desarrollo" y los indicadores económicos actuales, así como la consideración del trabajo como algo positivo también son discutidos. Por último, se postulan muy brevemente los "pilares" sobre los que se asienta la propuesta decrecentista, cuya realización sólo será posible si se elimina la moral consumista y mercantilista.

- Barbarie. Es el capítulo más antrópico del libro, pues trata los múltiples defectos de los que adolecen nuestras democracias (el autor habla en algunos casos de "Darwinismo social militarizado", relacionando el imperialismo nazi con el norteamericano). Se tratan diversos temas en torno a ello: el miedo como instrumento para aumentar la gobernabilidad sobre la verdadera democracia, las guerras en búsqueda del "espacio vital" de Estados Unidos e Israel, las migraciones, los campos de internamiento para extranjeros...

- Capitalismo. La parte final del libro pone de relieve que el capitalismo es un sistema económico que necesita de crisis cíclicas para perpetuarse. También se habla del efecto rebote (una crítica muy importante del decrecimiento al desarrollo sostenible) y se pone especial énfasis en la importancia de crear sociedades y economías menos complejas, que estén adaptadas al ser humano, como sucede con los pueblos primitivos africanos. Las últimas páginas dan algunos ejemplos de las "Miserias de nuestros gobernantes" en su afán de ir más rápido y más lejos.

lunes, 15 de marzo de 2010

Piensa, escucha, reflexiona y actúa (en ese orden)


A veces pensamos que el único motivo de la desmovilización actual es la falta de interés y menospreciamos otros factores. El nihilismo, el escepticismo, la indecisión y la sensación de que nuestros esfuerzos serán vanos pueden ser algunos ejemplos.

En mi caso, creo que muchos de los que rechazamos los dogmatismos nos basamos en parte en que sólo nos podemos acercar a las verdades mediante la multiplicidad de puntos de vista; además de que existen distintas verdades para diferentes contextos (con excepciones, claro). Puede que ninguna filosofía sea válida por sí sola, pero la unión de muchas nos da mayores garantes de éxito.

No estoy haciendo referencia a alguna especie de sintetismo ni unificación. Simplemente, las formas de ver la vida están ahí y, al ser imperfectas, omiten o se contradicen a juicio de cada uno. Ya que tenemos la capacidad de razonar, podemos crear las nuestras propias o adoptar críticamente partes de otras. Yo puedo no estar de acuerdo con toda la teoría anarquista (del tipo que sea), pero sí sentirme identificado con la idea de "pacto voluntario" y modificarla, mejorarla y hacerla mía.

Hablo de todo esto porque, a la hora de reflexionar e intentar cambiar las cosas pienso que es importante saber por qué apoyamos cierta variación o no la vemos con buenos ojos. Y si unos planteamientos te parecen interesantes pero no comulgas enteramente con ellos ¿por qué no informarse más a fondo para ver en qué pueden mejorar?


A propósito de esto, el sábado fui a la Casa de Uruguay, un semisótano bastante escondido de Aluche donde iban a dar una charla titulada "Anarquismo y educación", es decir, "pedagogía libertaria". Un afiliado de la CNT de Jeréz había escrito un libro sobre ello (agotado en casi todas las bibliotecas contraculturales) y se vino a Madrid a presentarlo.

Empezó hablándonos muy brevemente de los principios comunes en los que se sustenta este tipo de educación. Ya saben: asamblearismo en la toma de decisiones, antiautoritarismo, autogestión (aún siendo una ideología mayoritariamente obrera, no queda más remedio que ser privados si se quiere crear alternativas reales al estado), etc. Más tarde se comentaría que son la antítesis del conductismo (¿les suena la rata de Skinner?).

Continuó contándonos algunas experiencias reales de escuelas con estas tendencias o parecidas. Se ve que no comenzó con el conocido Ferrer Guardia, sino que ya medio siglo antes (mediados del XIX) los mutualistas franceses habían creado un modelo precursor, asociando a cada mutualidad una escuela en la que los propios obreros enseñaban a sus hijos.

Ya a finales de siglo y principios del XX, la pedagogía libertaria se dividió en dos variantes:

- Las teorías no directivas consideraban que los propios educandos deben ser los únicos protagonistas de su educación (paideia, el alumno es el centro), por lo que la intervención del profesor debe ser mínima. Esto se traducía, por ejemplo, en prácticas de psicomotricidad proporcionando a los niños los estímulos necesarios para que fueran ellos mismos los que se interesaran y aprendieran por sí solos. En España, esta rama se denominó Pedagogía Neutral.

- La variante sociopolítica tuvo una mayor difusión que la anterior. En este caso, el papel del maestro era más activo: se trataba de concienciar al niño de los problemas de la sociedad y educarle en la aversión por la autoridad. El racionalismo de la Escuela Moderna tuvo tal éxito como alternativa al monopolio de la educación que ejercían la Iglesia y el Estado en ese momento, que se extendió no sólo por España, sino también por otros países como Francia o Estados Unidos.

Durante la Guerra Civil y ligadas a las colectivizaciones de la zona republicana, se crearon muchísimas escuelas (ateneos libertarios) de este tipo, asociadas al sindicato de cada lugar.

Hoy en día, el centro que más se ha prolongado en el tiempo con este ideario se encuentra en Extremadura. Se llama Paideia y lleva unos 30 años abierto.

A partir de estas explicaciones, cada uno puede forjarse más o menos su opinión. Yo, por ejemplo, considero que la primera variante es más aceptable si se desea formar un pensamiento independiente (conservador, crítico o del tipo que sea) mientras que la segunda está más ligada a la causa anarquista propiamente dicha. Ambas deberían coexistir, pero una evitando caer en la desatención absoluta y la otra en dogmatismos (aunque es difícil, tratándose de una ideología con un fuerte componente librepensador) estériles.

Como suele ocurrir en las reuniones horizontales, lo más interesante llega cuando se discute lo expuesto. Entre los temas tratados (muchos de los asistentes eran profesores) hubo algunos que me parecieron especialmente interesantes y que sólo mencionaré de pasada.

- El escritor trabajaba en un instituto público para ganarse la vida, intentando aplicar en la medida de lo posible la metodología libertaria ¿Constituye esto una incongruencia y los intentos un modo de limpiar su conciencia o es un grano de arena y una buena forma de actuar fuera del círculo? ¿Es más efectivo combinar esto con la práctica de la pedagogía libertaria en el tiempo libre?

- Los posibles problemas en la adaptación académica de los chavales a otras metodologías (en la universidad, secundaria, etc.). En principio, alguien aseguró que no eran acusados.

- Dificultad de acceso de las clases bajas a los centros de este tipo, por su nivel cultural y económico. Esto enlazaría con la autogestión y la necesidad de bastante independencia ideológica.

- Se mencionó el fenómeno del homeschooling, permitido en otros países pero ilegal en España debido a la obligatariedad de la educación de 6 a 16 años. En algunos casos se ha intentado quitar la custodia de niños educados en su propia casa.

- ¿Enseña la escuela a pensar y a desenvolverse independientemente o únicamente se trata de "absorber" conocimientos de forma pasiva? Las respuestas se decantaban por la segunda opción, explicando a través de ello el absentismo, la falta de comprensión lectora (conozco a gente en mi clase que ha llegado a bachillerato únicamente memorizando, sin entender nada), etc.

- Las posibilidades de puesta en práctica en centros de menores. Un hombre afirmó que eran nulas debido a la propia organización de estos (trabajaba en uno).

- ¿Cómo se aplicarían estos métodos de enseñanza a las personas con algún tipo de discapacidad? Esto iba referido más bien a las no-directivas, que confiaban en la independencia del alumnado.

- La adaptación gradual de algunas ideas de la pedagogía libertaria a colegios liberales: por ejemplo, la paideia y las clases mixtas de niños y niñas. También la posibilidad de extraer ideas de otros contextos con distintos principios ideológicos, como los zapatistas en Chiapas.


Tras ver que en Telemadrid catalogaban a Miguel Delibes de "ecologista" por haberse dedicado la caza, necesitaba un supositorio que me ayudara a expulsar tal comentario a la ligera. El domingo por la mañana teníamos que estar a las 11 y media en Callao (llegamos a menos 10). Una vez allí y con la exclusividad que da el negro, tomamos sangre de las manos de otros (artificial creo...) y estuvimos posando durante 1 hora. La disposición era la siguiente:

- Unas 20 personas desnudas con "sangre" por el cuerpo y banderines bajo los sobacos formando la palabra SOS.
- Detrás, alrededor de unas 70 antitaurinos vestidas totalmente de negro y con las manos ensangrentadas en alto o sosteniendo pancartas con "Roban mis impuestos para torturas toros!!!" o "Penar al tortura-toros y a sus cómplices, todos!" ("todos" subrayado).
- Formando un amplio círculo, gente vestida normal con diversos carteles y una pancarta.

Con un megáfono, una chica de Equanimal nos decía que, si nos cansábamos de estar en la misma postura, podíamos levantar la mano y pedir el relevo (algo paradójico, pues todas las manos ya lo estaban por la propia naturaleza de la protesta).

Cuando las 13:00 estuvieron próximas, comenzamos a corear los típicos lemas. La chica leyó el comunicado de por qué nos oponemos a la tortura nazional y dijo que estábamos allí para impedir que fuera declarada bien de interés cultural (a lo que exclamé "¿Sólo eso?"). Según ellos, la Sra. Presidenta ha visto que el movimiento antitaurino comienza a tomar fuerza y se ve obligada a blindar los festejos (un buen ejemplo de cuánto poder tenemos los ciudadanos en esta pseudo-democracia; consulten encuestas y verán que, como mínimo, las de medios más conservadores admiten que hay bastante equilibrio de fuerzas en este asunto). También mencionó que la Comunidad había impuesto una multa (se insistió en que no pensaban pagarla) a tres activistas que saltaron al ruedo, aún declarando el juez que no había delito en ello.

Al parecer, Aguirre hoy ha bromeado: "Teniendo en cuenta la cantidad de hechos culturales ligados a las corridas de toros, no me parece una idea descabellada. Ya sé que hay muchos antitaurinos ¿qué sería de la Fiesta sin ellos; si son los que la animan?".

Retomando la temática con la que empecé el escrito: con toda seguridad que no conseguiremos que mañana la Presidenta se retracte de su estúpido y cruel pique territorial, pero espero que los antitaurinos de los que se burla la hagan tragarse en unos años sus palabras (por ello, es importante que la irreverencia no se quede en las manifestaciones). Y qué mejor comienzo que ir el 28 de marzo a la Plaza de la Villa: 19 organizaciones defensoras de los derechos animales van a confluir en una gran protesta.

Así verá que no somos cuatro comeflores.

PD: Siento tener que poner un video de una cadena con afinidad ideológica por los sociatas de palo que no se atreven a posicionarse, pero es lo mejor que he encontrado.