martes, 8 de diciembre de 2009

Obama no nos salvará de este lento apocalipsis

Inauguro la sección "Desengáñate" hablando del actual presidente de Estados Unidos: Barack Obama. Si hoy lo es, se debe en parte a la descarada ayuda que le prestaron los medios que, al menos aquí, le daban un lugar preeminente y le anunciaban como un salvador que iba a realizar cambios sustanciales tras su más que segura victoria. Esto último se cumplió...pero lo de salvador hoy en día está quedando en entredicho.

Y no es precisamente porque haya dejado de recibir el apoyo de sus fieles propagandistas televisados, no. Ellos siguen cumpliendo. Lo único que ha cambiado es la sensación de desengaño y desilusión (para aquellos que aún albergaban esperanzas) que está forjando rápidamente en la opinión pública.

Y es que la gente comienza a darse cuenta de que no es muy coherente entregar el Nobel de la Paz a alguien que dos meses más tarde anunció el envío de 30.000 soldados a Afganistán para continuar con la misión imperialista en la zona. Según sus palabras: "Algunos matarán. Otros morirán." y continuó "Porque no nos confundamos: el mal existe en el mundo". También añadió (no estoy seguro de si para aumentar su descrédito) que Estados Unidos se ha encargado de construir la paz mundial y la seguridad global "Con la sangre de nuestros ciudadanos y la fuerza de nuestras armas" y que "América nunca ha luchado contra una democracia" [sic].

De nuevo lo primero está claro, aunque según su peculiar concepto de paz (el cual avala las guerras preventivas, la creación de dictaduras militares, el terrorismo de Estado, la difusión del temor entre la población, mantener Guantánamo abierto...). De la segunda afirmación, ni merece la pena desmentirla.

El problema es que cuando llegas al poder gracias a que las empresas han estado haciendo campaña a tu favor, luego necesitas cumplir tu parte del trato. No creo que sea relevante preguntarnos qué fue antes: el huevo o la gallina (si Obama realmente quería mejorar el mundo cuando repetía el Yesgüicán o el pacto ya se realizó durante su candidatura). Lo que importa es el aquí y ahora.











Por ejemplo, la reforma en la sanidad que propone puede ser positiva (aunque se trate de política interior y no nos afecte). Sin embargo, en la inmensa mayoría de aspectos, el primer presidente negro en la historia de los EEUU (hecho sin importancia, cuyo invocación para justificar el cambio me parece una discriminación positiva sensacionalista) actúa como los blancos que le precedieron. Iluso pensar que el color de piel puede cambiar la corrupción del poder y las presiones a las que someten las multinacionales.

La cumbre de Copenhague es otro acontecimiento difuso por la propaganda y la manipulación. La propuesta europea era de reducir las emisiones de CO2 en torno a un 20% respecto a los niveles de 1990 para el año 2020. En un principio, Obama se negó a ir a la Cumbre pero parece que recapacitó y se comprometió (o mejor dicho: firmó) a reducir sus emisiones en un 17% en relación a las de 2005, lo cual equivale a un 4% en lo términos europeos de los años 90. Sin embargo, la noticia tuvo el efecto deseado y ayudó a limpiar un poco la imagen estadounidense. Menos mal que, finalmente, sí que están comprometidos con el problema climático ¿no?

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