domingo, 28 de marzo de 2010

Ética a prueba

Tenemos suerte, solo 20 minutos de metro - politano - nos separan hasta Sol. Desde allí, ir a Plaza (no de toros, sino de la Villa) no lleva más de 5. A punto de llegar, hay pancartas contra la pared, algunas con lemas rebuscados. Da igual, no nos hemos acordado de personalizarnos una. El sentimiento es el mismo, las palabras no son más que una forma degradada y burda de expesar nuestros sentimientos.

La Plaza está repleta y cada vez llega más gente. Activistas de las distintas organizaciones con camisetas que así lo indican sostienen pancartas que muestran animales agonizando. Algún personaje disfrazado de toro entretiene a los más pequeños. Los padres de familia se entremezclan con jóvenes de estética antisistema y estos con un reducido grupo del PECTA, cuyas pancartas rezan "Resistencia Cristiana". Me sorprendo censurándoles mentalmente cuando leo "Por una Europa libre de crueldad animal" y comprendo por donde van los tiros.

Pasa el tiempo, los vendedores de chapas hacen su agosto y las organizaciones se disponen a salir mientras se empiezan a corear lemas. En parte porque hay muchísima gente de fuera, se han equivocado y están orientados en dirección contraria a nuestro objetivo. El malentendido se subsana y me introduzco en el grupo de la cola, el "Bloque Antiespecista y Antiautoritario", más acorde a mi postura y con mayor variedad de proclamas (que un tipo de delante con megáfono copia con cierto retardo).

La interminable procesión avanza y nosotros empezamos a movernos cuando se oye a alguien decir que los primeros ya han llegado a la Puerta del Sol y que como no terminemos a las 14:00, los antidisturbios harán acto de presencia. Más allá del típico "La tortura no es cultura" (que encuentro muy superficial puesto que la cuestión no es esa, sino si el espectáculo es ético o no) la gente del bloque comienza a gritar y es imposible no dejarse llevar por la rabia ante tal injusticia.

Me sorprendo gritando "Torero, si quieres ver sangre córtate los huevos", "Libertad presos del ALF" o saltando ante "Un bote, dos botes, taurino el que no bote". Por la propia naturaleza vegana y libertaria del Bloque, se acompaña de "Ni toros en las plazas, ni vacas en los platos", "Carne es asesinato", "Liberación animal" o "La lucha está en la calle y no en el parlamento". Al pasar por el McDonald´s y el Museo del Jamón, gritamos por su demolición. ¿Violentos? Muchísimo menos que los métodos que requiere la utilización de los animales. Vean Earthlings, el documental que me ayudó a poner cara a este genocidio normalizado:



Al fin, entramos en Sol y la gente nos mira atenta. Su repertorio de expresiones van desde la imparcialidad hasta la ligera curiosidad, pero no más. Un grueso inmenso de manifestantes se sitúa frente a un pequeño escenario en el que varias "personalidades" utilizan su fama para hablar por nosotros, como si tuvieran mayor consideración moral por ello. Se tratan rápidamente los principales argumentos de un manifiesto y se saltan otros por falta de tiempo. La gente aplaude, grita proclamas contra Esperanza Aguirre y la irreverencia se evapora cuando la multitud se dispersa. Me río de un punk que toquetea un móvil de última generación y regresamos en metro al barrio.

Al llegar a casa, compruebo que no hemos salido en la televisión, luego nuestro acto no existe para ese grueso de la población que confunde la realidad con la pantalla. Ya grité allí: "¿Donde está Telemadrid? ¡Coño!", sabiendo que si la tercera parte hubieramos ido contra los matrimonios gays, habrían enviado un helicóptero. El baile de cifras es impesionante: en Internet, los pocos medios conservadores que se han hecho eco hablan de 1000 personas; mientras que los organizadores, de 25000.

Podemos organizar decenas de manifestaciones multitudinarias más, pero son inútiles si no se acompañan de acciones cotidianas. Oponerse a la tauromaquia como si fuera un problema aislado es una postura muy cómoda. Y es que los verdaderos valores de las personas se demuestran cuando estos pueden entrar en conflicto con sus intereses. Me explico: es fácil pedir la abolición de esta tortura si no te gusta, pero...¿actuaríamos igual con cosas que nos reportan beneficios o suponen esfuerzo por nuestra parte?

Esa es la prueba definitiva para probar si las personas sienten (sentimos) de verdad su (nuestra) ética o no es más que palabrería bienpensante para pasar un rato entretenido entre pancartas. No sólo tendríamos el ejemplo de rechazar a la tauromaquia pero legitimar el uso de otros animales como mercancías por mero placer gastronómico, sino también otros muchos: proclamarse tolerante con la homosexualidad pero no aceptarla en tu familia, declararse contrario a las fuerzas de seguridad pero acudir a ellas en caso de necesidad, considerarse solidario siempre que no cueste esfuerzo ni dinero...

En la autocrítica está la mejora. Intentar cambiar el mundo sin cambiarnos a nosotros mismos es, además de hipócrita, contraproducente.

2 comentarios:

  1. Me agrada tu entrada y la reflexión que refleja.

    Se está gritando por aquellxs que no tienen voz, intentando dar un paso en la superación personal y colectiva, donde todxs disfrutemos de la plenitud de nuestras vidas, por tanto sería un error canalizar este esfuerzo en base a una cuestión de "masa", de "mayoría", pues bien es sabido que en este frente cotidiano en el que "luchamos" no contamos con una ventaja numérica, tenemos que ser conscientes de que lo que pedimos, lo que cada día gestiona, motiva e impulsa nuestros sueños y nuestra dedicación cotidiana es algo que no entiende de cifras de asistencia ni de corrientes sociales a nuestro favor, ni tan siquiera de posicionamientos ideológicos, aunque en multitud de ocasiones intentemos arrastrarlo hacia estos conceptos: lo que queremos es una ruptura con los esquemas de valores que rigen la realidad del comportamiento humano, y en eso estamos completamente solos frente a nosotrxs mismxs.

    creACCIÓN, Amor y ánimo!

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  2. Hola Amante del Error.

    Aunque no vivo ni soy de Madrid aquella mañana me encontraba paseando por la Calle Mayor. Fue un encuentro casual. Me reconfortó ver (veros) a toda aquella gente denunciando un crimen. Este tipo de cosas demuestra que la Justicia y el Humanismo aún no han muerto por mucho que algunos se empeñen en mandarlos al baúl de las cosas viejas.

    Gracias por tu trabajo rebelde y por tu último comentario en "alterglobalizacion.wordpress". Todo esto sirve.

    Un abrazo fuerte.

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