viernes, 14 de agosto de 2009

Lo que le sucedió a Carmelita

En Cavite no se puede hablar de las horas extraordinarias sin hacer mención de Carmelita Alonzo, que según sus compañeras murió «por trabajar demasiado». Una y otra vez, los grupos de obreras que se reúnen en el Centro de Asistencia a los Trabajadores, así como cada una de las mujeres con que hablé, me contaron que Alonzo trabajaba en la fábrica V. T. Fashions cosiendo ropa para The Gap y Liz Claiborne, entre otras muchas marcas. Todas las empleadas querían relatarme esta tragedia para que a mi vez la trasmitiera «a los canadienses que compran estos productos». La muerte de Carmelita Alonzo ocurrió porque hizo una larga serie de turnos nocturnos durante una temporada de trabajo especialmente pesado. «Había que despachar muchos productos y a nadie se le permitió irse a casa», recuerda Josie, que trabaja en una fábrica de los mismos propietarios que la de Carmelita, y que en aquella época también tuvo que satisfacer cuantiosos pedidos. «En febrero, la jefa de equipo tuvo que trabajar por la noche durante casi toda una semana.» Alonzo no sólo había trabajado todos esos turnos, sino que además el viaje hasta su casa le llevaba dos horas. Afectada de neumonía —una enfermedad común en fábricas sofocantemente calurosas durante el día, pero muy húmedas por la noche—, pidió unos días de descanso para recuperarse. Se lo negaron. Ingresó en un hospital donde murió el 8 de marzo de 1997, el Día Internacional de la Mujer.

Una tarde, pregunté a un grupo de obreras reunidas alrededor de la larga mesa del centro qué sentían ante lo que le sucedió a Carmelita. «¿Qué sentimos? ¡Pero si Carmelita somos nosotros!» Pero luego Salvador, un obrero de veintidós años y expresión dulce que trabajaba en una fábrica de juguetes, dijo algo que provocó el vigoroso acuerdo de todos los presentes. «Carmelita murió por trabajar demasiado. Eso le puede pasar a cualquiera de nosotros», explicó, con unas palabras extrañamente incongruentes con la leyenda de su camiseta azul pálido, que decía Beverly Hills 90210. Gran parte del exceso de trabajo se podría aliviar con sólo que las fábricas contrataran más trabajadores y se establecieran dos turnos más breves. ¿Pero por qué iban a hacerlo? Al funcionario gubernamental que vigila la zona no le interesa indisponerse con los propietarios y los gerentes de las fábricas por los horarios ilegales. Raymondo Nagrampa, el administrador de la zona, reconoció que por supuesto sería mejor que las fábricas tomaran más operarios que trabajaran menos horas, pero según me dijo, «creo que no voy a hablar de eso. Pienso que es una decisión que corresponde a las empresas».

Extracto del libro No Logo de Naomi Klein. Parte "Sin trabajo". Pulsa aquí para descargarlo.

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