miércoles, 17 de febrero de 2010

PIB: Permite Ignorar Barbaridades


El PIB es la suma de todos los bienes y servicios final que produce un país o una economía producidos por empresas nacionales y extranjeras dentro del territorio nacional que se registran en un periodo determinado.

Un camionero se dedica a importar vino desde Champagne a Barcelona. Durante su viaje, para cada día en 3 ocasiones en distintas hostales y bares de carretera para comer, dormir y llamar a su familia. Ya de paso, se compra un paquete de tabaco para sentirse menos solo entre humo.

El camionero odia su trabajo: sus jefes le pagan una miseria. Por ello, se ve obligado a trabajar casi todo el año. Sin embargo, tal como están las cosas, se convence a sí mismo de que tendría que estar agradecido y rezar porque le hagan fijo.

Lo que peor llevaba hasta hace unos años era el verano: miles de franceses se echaban a las carreteras durante las vacaciones para poder disfrutar de la fracción de playa que les correspondía y, más tarde, emprender el camino a casa entre lamentos. Parece que la cosa se saneó un poco con la construcción de una nueva autopista de seis carriles que cruzaba el país de Alsacia a Aquitania.

Cada vez que se cruza con un accidente, nuestro protagonista piensa en sus hijos y se compromete a conducir con cuidado. Hace tiempo que se dio cuenta de que la promesa se cumple de manera inversamente proporcional de la distancia que le separa con su familia: le resulta imposible no correr con tal de estar un poco más a su lado.

Un día, abrumado por las circunstancias, el camionero decide mudarse con los suyos a Galicia. Allí, su primo trabaja en una cantera recién inaugurada y puede asegurarle un puesto de trabajo. El sueldo no es gran cosa, pero al menos no tendrá que estar como un nómada semanas enteras.

Al ver por primera vez la excavación, al ex-camionero se le hizo un nudo en la garganta: habría pensado que se trataba de un impacto de meteorito si no hubiera sido por los operarios del fondo que continuaban detonando el terreno. Al cabo de dos semanas, ya estaba terminada y había tomado una forma escalonada para evitar desprendimientos. Fue entonces cuando los vehículos y trabajadores
se adentraron en ella y comenzaron a trabajar. La situación económica del nuestro protagonista mejoró y hasta pudo comprarle un móvil con cámara a su hijo.


Esta historia puede dar la sensación de que al camionero las cosas terminaron yéndole bien y que el capitalismo puede no ser tan perverso si uno se esfuerza lo suficiente y vota a los socialdemócratas para que les den las migajas monetarias del Estado. Hoy no es mi intención discutir sobre ello, sino ver cual es el balance del trasfondo que muchas veces se (nos) escapa. Lo haré centrándome en el PIB, uno de los principales indicadores económicos:

- El recorrido de Champagne a Barcelona provoca mucha más contaminación que si el vino fuera local o regional. Sin embargo, el encarecimiento del precio proporciona mayores beneficios a la empresa que lo vende (aumento del PIB francés). Estos beneficios pueden, por qué no, ser empleados en publicidad para ampliar el radio de la distribución espacial de los consumidores (emitiendo más gases contaminantes).

- La longitud del recorrido (contaminando los correspondientes 800 kilómetros) hace, a su vez, que el camionero se gaste su dinero parando en los hostales que encuentra por el camino. El consumo asociado a este servicio aumenta el PIB del país en el que se encuentre el establecimiento. Si utilizamos como medida el PNB (Producto Nacional Bruto) y desayuna en un McDonald´s, el incremento se produce en Estados Unidos.

- El paquete de tabaco que el camionero consume puede ocasionarle un cáncer a medio/largo plazo. Su equivalente extranjero que viva en un país sin medicina pública, probablemente tendría que verse obligado a pagar un seguro privado para tratar la enfermedad, en cuyo caso la compañía apercibiría unos beneficios que también aumentarían el PIB y el PNB.

- El hecho de que el salario del camionero sea reducido permite no tener que subir el precio en exceso debido al transporte; sin renunciar a los potenciales clientes "lejanos". Los beneficio de las empresas se contraponen al poco sueldo y a las muchas horas del trabajador, que es considerado una mera materia prima, un medio para el fin del crecimiento económico a toda costa
(al fin y al cabo, pueden permitírselo: casi siempre habrá otro más necesitado dispuesto a aceptar el empleo). Los indicadores económicos tradicionales se posicionan priorizando el objetivo económico, aunque vaya acompañado de un deterioro en las condiciones laborales.

- La construcción de cualquier infraestructura tiene un impacto ambiental, aunque este puede variar ampliamente. En el caso de la autopista de seis carriles que, en la historia, cruza Francia de norte a sur, no hace falta aclarar cuál será la magnitud del daño ecológico (¿o sí? fragmentación de poblaciones, destrucción de los parajes naturales que suponían un obstáculo,
emisión de contaminantes...) . Sin embargo, su construcción y posterior utilización que permite a los franceses recorrer el país y abarrotar las zonas turísticas (con la consiguiente construcción de nuevas y su influencia negativa sobre el ecosistema costero) hace subir el PIB y el PNB.

Además, la ampliación de la red de carreteras también podría retroalimentar positivamente el tráfico de vehículos. Me explico: a más carreteras, menos atascos y más gente que se decide a ir a todos los lados en coche (además de aberraciones profundamente anti-ecológicas como los centros comerciales en las afueras). A este aumento del volumen del tráfico le correspondería una mayor demanda de vías de transporte. Al Estado y a las empresas les resulta indeseable parar esta dinámica.

- Los accidentes pueden provocar roturas en los automóviles o el daño o muerte de personas. En cualquier caso, a los ojos del PIB son algo bueno: implican la reparación del vehículo en el taller y si mueres probablemente tus familiares paguen a una funeraria.

- La cantera y, por extensión, la explotación de recursos naturales, proporciona ingresos a empresas madereras, mineras, pesqueras, petroleras...(sobre todo a estas últimas). Sin embargo, pueden dar lugar a importantes impactos ambientales (por el propio proceso de extracción, los residuos, etc.) o al deterioro de las poblaciones circundantes (más si se trata de comunidades indígenas, dependientes directamente del medio y con menos derechos que el resto).

El PIB es un parámetro que indica el crecimiento económico asociado al progreso y justifica la destrucción medioambiental si esta implica obtención de recursos. Además, esta conlleva aún más ingresos si se trazan planes de recuperación o rehabilitación (nunca de restauración completa: una sucesión biológica que llega al clímax en cientos o miles de años no puede regenerarse a corto y medio plazo, por muchos esfuerzos que se pongan en ello).

- Por último, el móvil con cámara no es más que una muestra de la tecnología dudosamente necesaria que nos proporciona el progreso y nos vende a través de la
publicidad. Cabe la posibilidad de que buena parte lo hayan fabricado en China alguno de esos esclavos contemporáneos, subiendo el PIB del país con sus esfuerzos (aunque el dinero vaya a Finlandia). A esto habría que añadir su contrucción con materiales no biodegradables y el largo transporte hasta Europa.


Espero haber proporcionado una visión más amplia. El hecho de que uno de los indicadores del éxito económico de un país sea parcial, erróneo y deje bastantes aspectos negativos de lado explica bastantes cosas. A bote pronto, se me ocurren algunas como:

- Que legitima el afán desarrolista, ignorando incluso las consecuencias negativas (ambientales y sociales) más graves.
- La apropiación por parte del mercado de cada vez
más aspectos de nuestra vida. Al fin y al cabo, todo lo que no implique compra-venta (como el trabajo doméstico, la reutilización de productos o el compartir) no solo no existe, sino que entra en conflicto con lo que el PIB cree positivo.
- Derivado de lo anterior estaría la privatización de lo común, incluida la propia res pública (aspecto que será tratado próximamente en El Sistema).
- El PIB ni siquiera diferencia si hay desigualdades importantes en conceptos de renta: pues la población puede dividirse en muy ricos y muy pobres dando un valor medio.

Para terminar, dejo un extracto que habla de los alternativos indicadores ecológicos, encontrado en una interesante entrevista de Vamos a Cambiar el Mundo.

¿Qué piensa usted de la noción de “huella ecológica”?
Es precisamente una idea que se presentó en un congreso de economía ecológica en 1992. Su iniciador fue William Rees, un ecólogo que había trabajado en una región llamada La Raya, entre Cuzco y Puno, en el altiplano peruano. Luego fue profesor de ecología urbana en Vancouver e inventó un indicador que sintetiza cuatro criterios: la cantidad de tierra necesaria para producir una cantidad dada de alimentos, la cantidad de tierra necesaria para producir madera para construcción o papel, la cantidad de tierra pavimentada o cubierta de construcciones y el cuarto sumando consistía en cuánta tierra virtual haría falta para absorber el dióxido de carbono que produce la actividad humana. A partir de esos cuatro criterios, Rees calculó que un habitante de Vancouver utiliza de promedio cuatro hectáreas de tierra para su reproducción económica, mientras un habitante de la India utiliza media hectárea. Esto quiere decir que desde el punto de vista ecológico, la superficie de Vancouver es mucho más grande de lo que parece a primera vista. Yo creo que Rees concibió la huella ecológica como un concepto interesante para tener una idea del impacto de la actividad humana pero nunca pensó que su idea tendría tanto éxito.
Tenía un estudiante suizo de doctorado llamado Mathis Wackernagel, quien difundió la idea y la convirtió en una verdadera industria académica. El lado bueno de esa enorme difusión es el carácter pedagógico de esa representación espacial, que impacta mucho a la gente. Pero el lado mas discutible es que la noción de huella ecológica mezcla dos cosas: el consumo real de espacio destinado a la producción de alimentos o de madera para la construcción (un carnívoro consume más espacio que un vegetariano*, por ejemplo) y el consumo virtual de un espacio que hipotéticamente podría absorber el dióxido de carbono. El problema es que el dióxido de carbono se acumula en la atmósfera y no es absorbido por una superficie vegetal virtual. El verdadero problema es el cambio climático. No es que necesitemos otro planeta porque no hay otro planeta. La idea de utilizar dos planetas es una metáfora que tiene límites. Nuestro consumo excesivo de carbón, petróleo y gas es un problema de tiempo, de un uso demasiado intensivo en un periodo de tiempo muy corto, más que de espacio. La metáfora espacial puede ser muy atractiva para la gente, pero técnicamente a mi no me convence. Tampoco me convence la idea de que se pueda expresar todo el impacto ecológico en una sola cifra, creo que necesitaríamos de al menos tres o cuatro cifras distintas. Por ejemplo, el cálculo de los flujos de materiales. En Ecuador son cuatro toneladas por persona al año, lo calculó Maria Cristina Vallejo en una tesis publicada por la Flacso. En la Unión Europea estamos a 16 toneladas por persona al año. En términos de intercambio, Ecuador exporta 1,8 toneladas de materiales por persona al año e importa 0,3 toneladas. En la Unión Europea es exactamente al revés, importamos casi cuatro veces más de lo que exportamos. Es un buen indicador del intercambio desigual entre Norte y Sur. Otro indicador interesante es el de la apropiación humana de la biomasa, que en ingles se llama HANPP (Human Appropriation of Net Primary Production). Se trata de la proporción entre la biomasa usada por los seres humanos y la cantidad potencial de biomasa que seria generada si no hubiera humanos.

Es un indicador de pérdida de biodiversidad, pero también se puede usar para analizar conflictos relacionados con recursos. Por ejemplo, en Ecuador, el conflicto entre los habitantes del ecosistema de manglares y las empresas camaroneras que producen larvas para la exportación. Cuando el manglar se conserva hay mucha biomasa y los humanos aprovechan una pequeña cantidad de ésta, un poco de conchas, de cangrejos y de madera. Pero cuando la camaronera destruye el manglar, consume mucha biomasa sin reponerla. Lo mismo ocurre con el bosque amazónico cuando lo sustituyen por cultivos de palma africana para producir aceite.


*
Consúltese Decrecimiento cárnico.

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